lunes, 4 de enero de 2010

RAZA CHILENA




“Un chileno sin perro, no es chileno”, es lo que espontáneamente señala el escultor Osvaldo Peña cuando hablamos sobre el proyecto del fotógrafo portugués Jorge Castro. A lo que Peña agrega: “Los chilenos somos como los quiltros… una mezcla de muchas cosas diversas”. Estos comentarios que parecieran ser muy simples suponen un complejo análisis histórico, social, cultural y etnográfico de lo que supone la conformación de nuestra identidad nacional. De hecho no es accidental el título de la exposición, ya que el artista juega con la ambigüedad del término “raza”, aludiendo claramente a la condición canina de los retratados, y reconociendo el ellos aquello que es propio de nuestro paisaje urbano y que no se encuentra de igual forma en otros lugares del mundo.
Los quiltros son nuestros perros “mestizos”, es decir, aquellos que tienen “algo” reconocible de alguna raza, y mucho de otras indeterminadas. De modo que nos resulta muy precisa la analogía entre los perros y nosotros. Más aún, cuando se trata de perros chilenos. Los quiltros no sólo son perros mestizos, sino que esencialmente son perros callejeros, en la mayoría de los casos abandonados por sus dueños, y en otros, producto de la falta de control y cuidado de éstos. Los quiltros abundan en nuestras ciudades, ocupando un lugar central dentro de nuestra idiosincrasia. Tienen una presencia tan habitual, que incluso llegan a hacerse invisibles ante la mirada de los transeúntes. La mayoría de ellos son muy pacíficos, y están acostumbrados a ocupar un lugar muy secundario, dentro del día a día. Son perros que se encuentran ávidos de cariño, de comida y de agua. De modo que al recibir un mínimo gesto por parte de un transeúnte, responden automáticamente con agitados movimientos de cola, y con un comportamiento muy sumiso y amistoso. Por eso resulta evidente que la mirada de un fotógrafo extranjero rápidamente se fijara en ellos. Las fotografías de Castro son hermosas. Sí, ese es el adjetivo correcto, ya que él retrata fielmente en su dignidad y en su espontaneidad la vida de estos perros en nuestras ciudades: jugando, durmiendo, persiguiendo autos, o incluso, mirando directamente hacia la cámara.
El trabajo de Jorge Castro es de una refinada sensibilidad, y un sistemático registro a lo largo de Santiago. Lo recibimos alegremente porque nos permite mirar situaciones que transcurren inadvertidas, y que en el fondo lo que hacen es hablar de nosotros mismos.


Sergio González Valenzuela
Curador de arte

prensa de Raza Chilena:

Aquí: http://www.lanacion.cl/perros-del-infierno-y-del-cielo/noticias/2010-02-20/164200.html