Lectura de Obra
“Estampas en Concierto”
Grabados
de Gabriela Robin
Gabriela, pasión
Gabriela, razones y proyectos
Gabriela, revolución y consolidación
Gabriela, mujer que señala con firmeza
Cuando Gabriela Robin me comentó que expondría en la sala “Carlos Hermosilla”, en razón de optar a
¡Otra vez
¿Porqué Gabriela se mete en estas cosas?, me dije.
Gabriela no escoge lo fácil, Gabriela busca la dificultad, ¿qué pretende Gabriela?.
Gabriela mancha desde el grabado-pictóricamente-un muro, y se las ve con el plano muro de la sala Carlos Hermosilla.
Me dije, Gabriela bien pudo replicar su experiencia conocida, superándola, superándose desde lo que le vimos en
¡No!, ella busca la dificultad, y en esta ocasión, no sólo se atrevió con el plano muro en comento, sino que consistentemente agenció una dialéctica estética, con una obra del arte europeo y universal “
La propuesta interpretativa es resuelta desde lo que mejor domina nuestra autora, el grabado. Tiempo atrás le dije: Gabriela lo tuyo es el grabado, ese grabado aterrazado, profundo, el que deja huellas visibles, como tu misma dejas huellas en quienes te conocen. Conocen de tu pasión, conocen de tu rigor, conocen de tu disciplina.
La obra Estampas en Concierto, asume su rol interpretativo desde la manera artística de Gabriela. Se construye paso a paso, paso a paso, generando su espacio desde la construcción de un recorrido cromático, que diseña un límite de color y mancha intervenida con símbolos a descubrir.
La “Flauta Mágica” aparentemente es una historia de amor, pero también es un tramo iniciatorio desde la simbología universal, de fuerte inspiración cristiana y francmasónica. Allí están los símbolos del orden, la justicia, la fraternidad y el amor universales. Allí están los personajes símbolos del gran Mozart. Todo esto está en “Estampas en Concierto” y lo veremos en ojos de Gabriela.
El aparecer del trance crítico mozartiano – visto por la autora - es desde la mancha en atrevido color de grabado, y deberán ustedes morar, sí, morar su mirada en los aterrazados cromáticos y descubrir los símbolos inscritos. Allí están la plomada, la escuadra y el compás. Están también desde ese orden universal, aquellos que encarnan estos ideales. Están los personajes Tamino, Pamina, Sarastro, Papageno y la reina de la noche; la serpiente y finalmente la flauta.
Desde la letra de Schickaneder, nos ubicamos en el tiempo de Ramsés I, y sabemos que ocurrido el trance de amor y desamor entre Tamino y Pamina, éste debe someterse a cumplir con ciertas pruebas de crecimiento espiritual como son la virtud, la fe y el silencio.
Apoyado por la flauta mágica pasa la prueba del fuego y la del torrente, no olvidemos, ambos símbolos primeros e iniciáticos. Nos cuenta la historia que tal ha sido la perseverancia de Tamino en su decurso vital que, Pamina cree que ya su amado no la desea. La ópera se resuelve de acuerdo a lo acostumbrado. Tamino y Pamina contraen matrimonio, igualmente Papageno se casa con Papagena, y la reina de la noche desciende a las profundidades.
Este es el pretexto para la aventura de Gabriela, ella también vive un momento iniciatorio, se da en esta noche un trance a
Tamino vive un camino desde la búsqueda desde sí mismo. Gabriela por su parte nos enfrenta también a la búsqueda, deberemos buscar para encontrar. Recordemos: “sólo encuentra el que busca y sólo busca el que encuentra”.
La ópera mozartiana se estrenó el 30 de Septiembre de 1791, con sus dos actos y cuatro cuadros.
Hoy nosotros al descender a la sala, al girar el rellano de la escalera, encontraremos 13 grabados. Cuatro de ellos en módulo, nueve interpretativos. Los primeros tres, símbolos conductores, la serpiente y la flauta, ambas sensuales, ondulantes, serpenteantes, en la curva. Nos conducen desde su cuasi monocromía al color interpretado por los símbolos universales, en una cadencia de 1. 2. 1quiebre. 2 / 2. 3.
Decíamos al iniciar estas palabras que nuestra creadora se atrevió desde una obra universal, a hacer un aporte para hacernos volver la mirada a la realidad de los trascendentales, el lance del bien y del mal, del error y del azar, del monocromatismo al policromatismo.
Error y azar se encuentran y se desencuentran en tanto en el primero no hay opción ni observación posible, se yerra porque no se acierta, no se puede estar en la certeza. En el azar en cambio, el yerro se controla porque se le conduce desde la mirada atenta y sensible del creador. ¿Y qué no es el grabado, sino que el azar controlado?.
Gabriela lo vive, lo controla y también lo deja abierto a la observación. Allí creo ver a esta mujer que se atreve a más, que aborda su tarea artística desde los universales, y que viviendo el azar creativo desde un sentido narrativo pautado, está en lo cierto de que el yerro es parte consustancial de la vida misma, y que la lucha creadora de todo artista es aportar desde su propio espacio a la conciencia universal de que podremos en algún momento alcanzar la certeza, vivir en lo cierto, pero en ese momento … ya no serán necesarios, ni Tamino ni Pamina, ni el sacerdote Sarastro, ni la reina de la noche, porque en ese momento habremos alcanzado la luz que deja ver, no aquella que está para ser vista.
Por ahora deberemos contentarnos con la obra de arte como superación y sublimación.
Gabriela finalmente nos invita a contemplar, que viene a ser un contemplar(nos). En la medida que sensibilicemos el ojo, y atendamos a la simbología inscrita en ese universo de color propuesto, podremos acercarnos por un instante al encuentro amoroso de Tamino y Pamina.
Auscultando en el fondo de los grabados aterrazados podremos morar un instante en nosotros mismos, entrando en ellos podremos sumergirnos por un momento …
Pero en Gabriela lo haremos en la luz y penumbra de la sala, la que viene a ser entonces un espacio de observación profunda, desde las profundidades de “Estampas en Concierto”.
En ese plano de color inserto en el blanco inocuo de la sala hay también ritmos marcados en pauta, pauta como partitura, el melos conducido por el orden y el tempo musical. Gabriela que se atreve en el rigor de la creación a romper sus grabados convirtiéndolos en líneas de color, decoro de color que pulsa el muro señalando con firmeza el sentido de la composición propuesta. El módulo gráfico en relación al metro musical.
Decíamos Gabriela:
pasión
razones y proyectos
revolución y consolidación
mujer que señala con firmeza.
Rigor atestiguado por la matriz que vigilante observa la monocopia emplazada en el muro: Estampa concertante, Estampa concertada. Matriz madre metálica que se dona y hace crecer donándose en color y símbolo inscrito.
Y hay algo más, … hay algo de templo y templanza en la obra de Gabriela. Enfrentarnos a un muro cromatizado, nos obliga a un detenernos por un instante.
Yo, desnudo ante el muro; él, vestido de obra,
atavío que construye un instante de observación dirigida. Concentramos la vista hacia algo que está más allá de lo que vemos, ¡he ahí lo de templo!. Por su parte nuestra creadora, se templa cada día en cada una de sus obras, cada obra es un esfuerzo de crecimiento consigo misma. Templo y templanza van unidos.
Crecer en el temple, es como Tamino puede alcanzar a Pamina. Sólo el que crece puede hacer crecer a otros.
Muchas gracias.
Viña del Mar, Palacio Vergara, la noche del 11 de Junio de 2008.
Juan G. Ayala Veloso
Director
Departamento de Estudios Humanísticos
Universidad Técnica Federico Santa María
Consejero Regional
Consejo Regional de
Estampas en Concierto
Grabados Gabriela Robin
El trabajo que se expone representa una abstracción de la obra
La obra gráfica recoge algunos de los símbolos más relevantes de esta opera bufa.
La serpiente o dragón nos coloca en presencia de un símbolo tradicional que reaparece una y otra vez en la literatura esotérica. Se trata, desde luego, del Primer Guardián del Umbral.
Papageno el pajarero de la reina se presenta mediante una apariencia humorística para verter con insidia calumnias contra Sarastro y sus sacerdotes.
Las tres damas dan al príncipe Tamino para ayudarlo en su cometido de rescate de la princesa Pamina, la flauta mágica que da título a la ópera, así como Papageno que será su acompañante recibe las campanitas de plata, también dotadas de poderes asombrosos. Aquí hay alusiones simbólicas a la tradición esotérica; una doble referencia al poder del sonido.
Los niños guías son claros con Tamino: Sé perseverante, paciente y guarda silencio.
He aquí tres reglas de oro que debemos sumar al amor fraternal entre los seres humanos.
Con esto Tamino llega a las puertas de los tres templos. Su reflexión es certera: “Donde reina la actividad y el ocio está proscripto, el vicio difícilmente puede echar raíces”.
Finalmente no puede omitirse la tipología psicológica que establece una diferencia tajante entre las dos parejas: Tamino - Pamina y Papageno - Papagena. . Pamina es la espiritualidad misma y Papageno es pura sensualidad. Ella puede concebir y sentir el amor divino además del humano. A Papageno esto sería pedirle demasiado.
Junio 2008
Aproximaciones al surco
El trabajo creativo de Gabriela Robin no se enmarca en parámetros dados , ni en la fórmula “clásica” del grabado tradicional, donde la técnica es la que domina el discurso visual, aquí no, ella se sale de los márgenes, explora la matriz una y otra vez, buscando para encontrar respuestas, pero dichas respuestas se transforman siempre en más preguntas.
El continuo encuentro, el hallazgo fortuito, y el enlazar todo con una estructura formal, es el desafío. Lograr que la mancha, el gesto, el color, la profundidad del surco nos hable, es una batalla constante en el quehacer del artista, y aún más en el grabado.
En el caso de Gabriela siempre es y ha sido el proceso lo más importante por sobre el resultado-obra.
El permanente trabajo sobre la plancha paso a paso, el encontrarse con las preguntas técnico-visuales que no tienen respuesta inmediata, hace que los trabajos de Gabriela no sólo sean “técnicamente” logrados, sino que creativamente interesantes.
La obra de Gabriela es eso y mucho más, algo donde buscar y encontrarse.
Marco Antonio Sepúlveda
Artista Visual
Docente de
Docente de
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